En Tijuana cada dos días se asesina a una mujer, Linette es una de ellas.
Ese es el ensangrentado promedio de lo que va del año: 29 mujeres han sido privadas de la vida solamente de enero a febrero. Pero no todas han corrido con la suerte -si se permite esa expresión- de que su asesinato trascienda a los medios de comunicación o a las redes sociales y se convierta en estandarte de alguna marcha, de alguna sensible tendencia en Facebook o una consigna popular de justicia.
Y es que para la autoridad es más sencillo desconocer un crimen que nace en silencio, es más complicado ignorar un grito que toca sus puertas. Varios delitos se han esclarecido a raíz de la presión social, otros ni con eso.
Por ello, desde sus inicios, PUNTO NORTE procura identificar a las víctimas de homicidio, rescatar sus nombres y sus historias, sus fotos y así convertir sus silencio en voces.
Los feminicidios han sacudido a la ciudad de por sí convulsionada por la violencia. Esta columna rescata un caso reciente de una mujer asesinada y que pasó, como muchos más, desapercibido para la mayoría de la opinión pública.
Linette Dayanara Enríquez González fue asesinada brutalmente a sus 17 años en Tijuana. A esa edad, la mayoría de jovencitas estudian la preparatoria. Su cuerpo fue arrojado semidesnudo a la canalización que atraviesa la ciudad, a muy pocos metros con Estados Unidos.
Linette había sido reportada como desaparecida por sus familiares desde el 11 de febrero. La búsqueda se hizo con una sola publicación en redes sociales que tuvo un mínimo alcance. Sus familiares prefirieron hacerlo en Facebook que acercarse a la autoridad. En la Unidad de Búsqueda de Personas no Localizadas de la Fiscalía General del Estado no tienen registro de su desaparición.
La mañana del 21 de febrero el reporte de un cadáver flotando en la canalización alertó a la Policía Municipal, las patrullas asignadas a la Zona Norte ingresaron al canal ante la nula respuesta de la jurisdicción federal que tiene en resguardo y en total abandono el área.
A simple vista, fue evidente que la víctima no se encontraba en situación de calle como muchos de quienes habitan el canal y sus cuerpos son encontrados en desagües o alcantarillas.
Estaba parcialmente envuelta en una cobija, tenía una chamarra de zipper roja de esas que simulan piel y un leotardo negro con encaje rojo de lencería, desabrochado de la parte inferior. La cara desfigurada y varias lesiones en el cuerpo y sus pantalones hasta los tobillos. Una escena brutal que procesó una agente de investigación a quien se le asignó el caso.
Linette pasó algunos días sin ser identificada en la morgue, en donde determinaron que había sido asesinada con un disparo en la cabeza. El tatuaje de cuatro rosas y dos calaveras en su pierna derecha hizo más fácil de reconocer su cuerpo por parte de los familiares.
Su asesinato aún no ha sido esclarecido.
Linette Dayanara es una muerte muda más, un cadáver sin rostro enterrado en la famosa frontera, sin esperanza de ser reclamado, condenada al olvido colectivo y a la omisión de la justicia. Quien se atrevió a destruir su vida sigue libre, al acecho, quizá leyendo estas líneas y satisfecho de su aterrador desenlace.
El homicidio de Linette se dio a conocer por primera vez en Punto Norte en Otro feminicidio en Tijuana; el segundo en menos de 10 horas
Fundador de Punto Norte en 2019. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Baja California (Campus Tijuana). 12 años como periodista de investigación, editor y columnista en temas de transparencia, seguridad pública, administración pública y gobierno. Asistente de investigación en el Colegio de la Frontera Norte. Editor de Zoom Político y de la columna Cuentahiloz en Semanario Zeta. Sus reportajes se publicaron en Proceso, Aristegui Noticias, Reporte Índigo, Por Esto, entre otros. Formó parte del equipo de investigación en Southern Pulse de Washington, D.C. Premio al Periodismo de la Cumbre Fronteriza 2020 (San Diego, California).