Tijuana.- Un área del panteón municipal número 13 al Este de la ciudad quedará marcada por el COVID-19. Desde que comenzaron los decesos por la pandemia, ahí han sido sepultados 12 cuerpos y el personal del panteón se prepara para recibir más en las siguientes semanas.
Este panteón municipal, ubicado en el fraccionamiento El Niño, es el único que está activo y en donde siguen sepultando a víctimas de la violencia y de otras enfermedades, además de pacientes confirmados o sospechosos de COVID-19.
El jefe de forestación y encargado de panteones municipales, Jesús Salvador García, explicó a PUNTO NORTE que conforme van recibiendo las peticiones de las funerarias es cómo van designando los espacios para enterrar los cuerpos.
No es que exista un área exclusiva para COVID-19, pero en el futuro quedarán prácticamente juntos los nombres de las primeras vidas que cobró la pandemia en Tijuana.
“Estamos recibiendo muertes por diferentes causas y los muertos por causa de COVID, son consecutivas las fosas, estamos recibiendo conforme se vaya registrando el ingreso que viene de las funerarias, como se ha hecho siempre”.
Lo que sí ha cambiado es la forma en que despiden a los fallecidos.
La recomendación a los familiares es que solo acudan un máximo de 10 personas, que no lleven niños, ni contraten grupos musicales, aunque en la realidad no hay mucho respeto a estas recomendaciones.
Este martes, varias familias estuvieron en el panteón congregadas y algunos conjuntos norteños tocaron a los despedidos.
Los trabajadores tienen la instrucción de acordonar el área, es decir, que los dolientes no pueden acercarse a despedir, ni tocar el féretro. Deben permanecer a tres metros de distancia, viendo cómo el ataúd desciende y los trabajadores comienzan a sellar la tumba.
El funcionario reconoció que a pesar de que han sido dotados de equipos de protección, el personal teme sufrir algún contagio.
“Ha sido como en todas partes, con mucho miedo, con el temor, con la preocupación del contagio que todos tenemos, ellos más aún por el tratamiento que hacen del féretro”.
Desde que inició la contingencia, los trabajadores del panteón cuentan con overoles de máxima protección, guantes, caretas, mascarillas y se les han entregado líquidos desinfectantes para sanitizar todo lo que toquen durante su jornada.
La instrucción es que nadie relaje las medidas de seguridad, crean o no en la existencia del virus, ya que podrían contagiar a sus compañeros y a sus familias.
“Ha sido casi por regla, por orden, tienen que usar su equipo para evitar cualquier indicio de contagio”.
Cuando recién inició la emergencia sanitaria, el 50% del personal que trabaja en el área de panteones se fue a casa porque son del grupo de riesgo con condiciones como sobrepeso, diabetes o hipertensión.
Después se les informó a los que no quisieran trabajar en estos días que podían solicitar vacaciones y muchos así lo hicieron. “Todas las personas que se quisieron ir, se fueron”.
En un día, el panteón número 13 puede recibir desde cinco hasta 10 cuerpos, por diferentes causas, pero por COVID-19 las funerarias han solicitado 12 inhumaciones, más las que se sumen.
Este panteón aún tiene un amplio espacio para recibir cadáveres y ya se han cavado fosas para las siguientes semanas.
García estima que todavía puede albergar dos mil 500 tumbas.
En ese mismo cementerio cuentan con un área para fosa común, en donde el Servicio Médico Forense (Semefo) deposita los cuerpos no reclamados, pero hasta ahora no les han informado de algún entierro de caso COVID-19 confirmado.
