Manuel, de 14 años, necesita con urgencia un riñón y su familia ruega por un donante

Manuel junto a su familia. Foto: Cortesía

Tijuana.- Manuel nació de manera prematura, a los seis meses de gestación. Desde ese momento empezó su lucha por mantenerse con vida y hasta hoy, a sus 14 años de edad, sigue aferrado a ella, mientras espera que ocurra un milagro.

Su diagnóstico: agenesia renal unilateral, es decir, nació con un solo riñón.

Aunque pasó más de un mes en la unidad de cuidados intensivos neonatales del Hospital General de Tijuana, para que ganara peso y pudiera irse a casa, no lo detectaron. Fue hasta que tenía seis meses de nacido que supieron de su condición.

Su enfermedad lo ha mantenido la mayor parte de su vida en consultas y hospitalizado, conectado a catéteres y, recientemente, a máquinas para dializarlo.

Yanet de León, su madre, explicó a PUNTO NORTE que el panorama es muy complicado para su hijo, el menor de cuatro y a quien describe como un buen niño.

En la última cita médica el pronóstico los dejó sin habla: si en tres o cuatro meses no encuentran un donador de riñón, podría llegar el fatal desenlace, por lo deteriorado que ya está el cuerpo de Manuel.

“Ya no hay dónde ponerle más catéteres, ocupamos urgentemente un donador para que él pueda vivir, porque nos dice el doctor, si no le hacen el trasplante, nos van a agarrar las prisas, no vamos a alcanzar…”, explicó con la voz entrecortada.

La madre de Manuel precisó que se requiere de un donador vivo, pues el menor lleva 11 años en la lista de espera para una donación de riñón cadavérica y ya en 2017 tuvieron una mala experiencia.

El riñón que le fue trasplantado, cuando apenas tenía ocho años, era de un tamaño mayor al que su cuerpo podía resistir, por lo que a los tres días del procedimiento le fue extraído.

Todos los miembros de su familia, padres y hermanos, se han hecho estudios con la intención de donarle el riñón, pero ninguno es compatible. Dos de sus hermanas, en cuanto llegaron a la mayoría de edad, se propusieron como voluntarias y aunque ellas eran la esperanza para salvar a Manuel, no son candidatas.

Se requiere tener el tipo de sangre O+, o bien B+; ninguno de ellos lo tiene.

Catorce años de lucha

Cuando Manuel nació, pesaba apenas un kilo. Durante los 40 días que pasó en el hospital, que para su familia fueron eternos, logró subir medio kilo.

A los seis meses, cuando comenzaron a darle leche de fórmula, la rechazó y en cambio bebía grandes cantidades de agua, lo que no les pareció normal.

Después de una serie de estudios confirmaron el diagnóstico y el sueño de que llevara una vida normal, como el resto de sus hermanos, se esfumó.

“Le hicieron un ultrasonido y me dijeron que no le encontraban el riñón derecho, y sí, él nada más tenía uno”.

Eso no hubiera sido un problema, pero médicos le confirmaron que los fármacos que le suministraron para mantenerlo con vida en los primeros días de nacido le causaron un daño irreversible a su único riñón.

“La infancia de Manuel siempre ha sido llevarlo al doctor, cada mes sus consultas y en casa siempre cuidándolo de que no se lastimara, que no tuviera un fuerte golpe porque podía afectar la función del único riñón que tiene”.

Aunque en casa jugaba fútbol, su deporte favorito, ni pensar en inscribirlo en un equipo. Tampoco se le permitía jugar en el recreo con sus compañeros, pues un balonazo o golpe sería muy perjudicial para su salud.

Nació con un solo riñón, lo cual ha complicado su salud

Para Manuel, quien estudia el segundo grado de secundaria, no ha sido fácil sobrellevar su situación. Incluso ha confesado a sus padres que se siente cansado y que ya no quiere que le hagan nada.

Ha sufrido depresión y a sus 14 años, se siente frustrado de que ningún tratamiento funcione, pues siempre termina de vuelta en el hospital.

Los últimos meses han sido los más críticos para el paciente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). En julio de 2021, médicos le colocaron un catéter para realizarle la diálisis peritoneal, pero en diciembre dejó de funcionar.

Y en enero le colocaron un catéter para hemodiálisis debajo de la clavícula y todo se complicó, “se le fue sangre a su pulmón izquierdo, lo volvieron a meter a cirugía al segundo día; me dijo el doctor que le sacaron medio litro de sangre, le dejaron una sonda para que drenara lo que tenía que drenar por dos días y se lo quitaron”.

La situación no mejoró, pues luego de eso detectaron aire en el pulmón y tuvieron que mantenerlo durante una semana con oxígeno.

El catéter en la clavícula tampoco funcionó, por lo que le fue implantado en una pierna. La advertencia médica es que haga el menor esfuerzo posible, para que no vuelva a fallar, pues no hay más lugares en donde colocarlo. Tiene su cuerpo muy cicatrizado por las intervenciones a las que ha sido sometido.

Esperan el milagro

La familia de Manuel ya lo intentó todo. La única esperanza es que aparezca una persona dispuesta a donarle un riñón y que éste sea compatible.

Si hubiera algún candidato a donarle el riñón, se les practicarán todos los estudios para determinar la compatibilidad y el procedimiento correrá por cuenta del seguro social, es decir, que el donador no pagaría nada y recibiría seguimiento médico para su recuperación, aunque no sea derechohabiente.

Yanet de León comentó que Manuel ha sufrido mucho, pues no tuvo una infancia normal. Ahora, en su adolescencia, la situación es todavía más compleja, porque él ya entiende mejor a lo que se enfrenta.

“Ha sido muy complicado, pero hemos hecho todo lo que está en nuestras manos para apoyar a Manuel, para cuidarlo, estar con él todo el tiempo cuando le toca estar en el hospital, somos una familia unida”, platicó.

Lamentablemente, no han logrado conseguirle un riñón, que le devuelva la esperanza de vivir.

“Si me atrevo a pedirles esto es porque ya hemos estado esperando 11 años un donador. Ahorita nos atrevemos a pedirlo porque es una urgencia, es para que Manuel pueda seguir viviendo”, expresó entre pausas, para poder articular palabra.

La familia Rivera de León, que vive en el fraccionamiento Urbi Villa del Prado, es lo que motiva a Manuel a aferrarse a la vida, a seguir luchando.

Mientras el tiempo corre en contra, permanecerán a la espera de una buena noticia, de que suene el teléfono o llegue el mensaje para decirles que está por ocurrir el anhelado milagro.

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