Tijuana.- Un custodio de la Comisión Estatal del Sistema Penitenciario que viajaba en una unidad oficial fue asesinado por elementos de la Guardia Nacional, la madrugada de hoy.
Los agentes federales cambiaron su versión de lo ocurrido en varias ocasiones, pues primero afirmaron que al intervenir al policía estatal, éste ya estaba herido de bala.
Horas después de los hechos y al darse cuenta de que su narrativa no se iba a sostener debido a que no coincidía con la evidencia en la escena del crimen, admitieron haberle disparado.
Al cambiar su versión ante las autoridades, los elementos de la Guardia Nacional, asesorados por sus mandos militares, aseguraron que el custodio había levantado su arma de fuego y al sentirse amenazados, le dispararon.
No obstante, esta versión tampoco coincide con lo narrado por un testigo, amigo del custodio y quien iba conduciendo la camioneta, quien relató que un agente de la Guardia Nacional efectuó el disparo con su arma larga sin mediar palabra.
Las contradicciones en las versiones que los agentes federales proporcionaron tanto a sus superiores como a las autoridades, quedaron asentadas en los informes oficiales y ante los policías y agentes de la Fiscalía.
El asesinato del policía penitenciario a manos de la Guardia Nacional ocurrió la madrugada de hoy miércoles 12 de junio, minutos antes de las 3:00 horas, cuando el agente Adán Morales Flores viajaba como copiloto en una camioneta pick up Dodge Ram blanca, que tenía asignada, sobre la calle El Sueño en la colonia Terrazas de San Bernardo, en la delegación municipal San Antonio de los Buenos.
La camioneta es propiedad del Sistema Estatal Penitenciario, en donde laboraba el hombre de 40 años, quien formaba parte de la división de la Fuerza Estatal de Seguridad Ciudadana (FESC) a cargo de brindar seguridad en los centros penitenciarios de Baja California.
Seis agentes de la Guardia Nacional a bordo de una patrulla tipo pick-up le marcaron el alto al conductor, cuando iba camino a su casa.
El amigo del custodio avanzó una cuadra y luego frenó el pick up.
Sin embargo, cuando el conductor descendió de la camioneta, uno de los seis agentes de la Guardia Nacional que viajaban en la unidad con el número GN333333 caminó hasta la puerta del piloto y accionó su arma larga en contra del agente Morales Flores, quien continuaba sentado en el asiento del copiloto y quien llevaba sus armas de cargo.
El custodio recibió un impacto en un costado, quedando reclinado entre la puerta y la cabecera del asiento.
Tras lo ocurrido, uno de los agentes de la Guardia Nacional llamó al número telefónico 9-11 para informar que al detener a dos hombres que viajaban en un pick up blanco, observaron que uno de ellos tenía una herida de bala, por lo que pidieron una ambulancia.
En el reporte inicial tomado por el centro C4, el cual recibe tanto las llamadas a los números de emergencia como los reportes por frecuencia de radio de reportes policiales, quedó asentado que los agentes de la Guardia Nacional refirieron que el hombre herido se había disparado solo cuando les iban marcando el alto.
Antes de la llegada de otras autoridades, los agentes federales manipularon la escena, pues tomaron la pistola del custodio y la arrojaron a la calle, a unos pasos de la puerta del copiloto de la camioneta.
Esto para hacer creer que la tenía en la mano al ser intervenido, como lo aseguraron en una versión posterior.
Policías municipales y socorristas de la Cruz Roja fueron los primeros en llegar al sitio, donde los segundos declararon sin vida al hombre, quien tenía una sola herida por proyectil de arma de fuego del lado izquierdo de la espalda.
El casquillo del arma del agente de la Guardia Nacional quedó dentro de la camioneta, donde estaba el hombre sin vida.
A pesar de que existían datos suficientes para sospechar de la responsabilidad de los agentes de la Guardia Nacional, no quedaron detenidos por parte de la Fiscalía General del Estado.
Durante la mañana, la nueva versión fue dada por parte de los agentes federales, al asegurar que no fue cierto que al detener al pickup, el hombre ya estaba herido, sino que le dispararon por levantar con su mano derecha una pistola.
De ser cierto, en todo caso, los elementos de la Guardia Nacional no respetaron los protocolos de actuación policial, los cuales indican que el uso de la fuerza letal es la última instancia para una intervención, ya que primero se debe proceder a dar un comando verbal, desarmar o hacer uso de la fuerza no letal.
Por su parte, el sobreviviente, quien iba al volante de la camioneta, confirmó que ambos habían estado tomando cervezas esa noche y que las armas son las de cargo de su amigo.
También contó que tras dispararle a su amigo, los guardias nacionales intentaron incriminarlo y lo acusaron de haberle disparado, pero él no estaba armado.
De hecho, en el reporte inicial al 9-11, la Guardia Nacional afirmó que los dos hombres intervenidos estaban armados, cuando el chofer no tenía ningún arma consigo.
Tanto el arma corta como el arma larga que llevaba consigo el custodio eran armas de cargo para su función policial.
El caso quedó bajo investigación de la Fiscalía General del Estado.