Tijuana.- La Policía Municipal de Tijuana detuvo nuevamente a ‘La Muñeca’, integrante de una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Tijuana que fue dejada libre por una jueza, ante quien fue presentada por llevar restos humanos y una narcomanta.
El 23 de junio de este año, la jueza Martha Elvia Luna Vargas le permitió a Mayra Lizbeth ‘La Muñeca’ y a Edgar Raúl ‘El Gordo’ salir de prisión, donde se encontraban tras ser detenidos en flagrancia a bordo de un automóvil en la Zona Norte, en el cual llevaban bolsas de plástico con las partes desmembradas de un hombre y una narcomanta.
Aunque la jueza declaró legal su detención en audiencia inicial, no concedió la petición de la Fiscalía General del Estado (FGE) de que los detenidos permanecieran en prisión preventiva mientras se resolvía su vinculación a proceso por el delito de exhumación de cadáveres.
Claramente, ni ‘La Muñeca’ ni ‘El Gordo’ volvieron a los juzgados para continuar con su proceso penal, como la jueza Martha Elvia Luna Vargas se los instruyó al dejarlos en libertad.
Por lo que la FGE tuvo que destinar más recursos, personal y tiempo, para acudir ante un juez y pedir una orden de aprehensión para los dos implicados, al no haberse presentado de manera voluntaria a la audiencia de vinculación.
Sin embargo, la mañana de hoy miércoles 10 de julio, Mayra Lizbeth, de 23 años de edad, fue detenida por policías municipales en la avenida Coahuila, esquina con avenida Constitución, en la Zona Centro, quienes la pusieron a disposición de la FGE para la cumplimentación de su orden de aprehensión.
Esta misma tarde, fue presentado ante un juzgado para la continuación del proceso penal en su contra.
Los hechos por los que la mujer se evadió de la acción de la justicia tuvieron lugar los primeros minutos del viernes 21 de junio de este año, cuando fue detenida junto a ‘El Gordo’.
Ambos viajaban en un automóvil Honda Accord por las calles de la Zona Norte, muy cerca del muro fronterizo entre México y Estados Unidos.
Sobre la calle 5 de mayo, entre avenida Baja California y calle Michoacán, frente a la Unidad Deportiva Benito Juárez, una patrulla de la Policía Municipal les marcó el alto.
Los oficiales observaron que el conductor del automóvil cometió una falta de tránsito, por lo que lo siguieron mientras revisaban las placas del vehículo en sus bases de datos, las cuales arrojaron que contaba con reporte de robo.
De esta manera, los policías le marcaron el alto al conductor y al inspeccionar el vehículo, encontraron varias bolsas de plástico en la cajuela, las cuales contenían restos humanos.
Además, dentro del vehículo, había una narcomanta firmada con las siglas CJNG, en alusión al Cártel Jalisco Nueva Generación, la cual contaba con una amenaza para “todo aquel que trabaje con El Apache”.
‘El Apache’ es identificado por diversas áreas de corporaciones de seguridad y procuración de justicia como James Bryant Corona, uno de los líderes del Cártel Arellano Félix (CAF) en Tijuana, un grupo delictivo contrario al CJNG.
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En ese momento, la Policía Municipal integró el Informe Policial Homologado (IPH) para documentar cómo ocurrió la detención, incluso quedó registrado en cámaras de seguridad el momento en el que ‘La Muñeca’ y ‘El Gordo’ cargan los restos humanos y los colocan dentro de la cajuela del carro, el cual abordan para avanzar por la Zona Norte de Tijuana.
Por su parte, el Ministerio Público de la Fiscalía Especializada en Delitos contra la Vida integró los datos de prueba levantados en la escena del crimen por agentes y peritos, para así tener lista la carpeta de investigación.
Fue así como el 23 de junio, la Fiscalía presentó el caso ante la jueza Martha Elvia Luna Vargas.
La jueza consideró que se reunieron todos los elementos para avalar la legalidad en la detención de ‘La Muñeca’ y ‘El Gordo’ por el delito de exhumación de cadáveres.
En el momento que los detenidos solicitaron que se ampliara el plazo para la vinculación a proceso, el Ministerio Público externó a la jueza la petición de medida cautelar de prisión preventiva.
Esto al argumentar el riesgo que había de que ninguno de los dos se presentara a la siguiente audiencia, pues no cuentan con arraigo y el transportar restos humanos por la ciudad no es un delito menor.
Además, en el caso específico de ‘El Gordo’, éste contaba con una detención por robo con violencia y allanamiento de morada, lo cual lo perfilaba como una persona con antecedentes delictivos.
Pese a estos argumentos, la jueza Luna Vargas decretó la libertad para ambos, al considerar que los dos eran personas confiables para presentarse por sus propios medios a la siguiente audiencia.
Ninguno de los dos lo hizo y el caso tuvo que ser retomado por la Fiscalía para solicitar órdenes de aprehensión e iniciar su búsqueda para llevaros nuevamente ante el Poder Judicial.
Pasaron tres semanas para que ‘La Muñeca’ regresara ante un juez, aunque no por voluntad propia, sino gracias a los esfuerzos de la FGE para obtener la orden de aprehensión y de la Policía Municipal para ubicarla y detenerla.
Sin embargo, no es la primera vez que la jueza Martha Elvia Luna Vargas es exhibida por dejar libres a delincuentes que esparcen el terror en forma de restos humanos por las calles de Tijuana.
En 2018, el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública, entonces encabezado por Juan Manuel Hernández Niebla, denunció que la jueza Luna Vargas dejó libres a tres detenidos cuando dejaban dos maletas con restos humanos en la vía pública, en la colonia Colinas de la Presa, en Tijuana.
Se trata de un caso muy similar al de ‘La Muñeca’ y ‘El Gordo’, pues los delincuentes fueron detenidos en flagrancia por la Policía Municipal, turnados a la FGE -entonces PGJE- y puestos a disposición de la jueza Luna Vargas.
La jueza parece no entender de sus errores. En aquella ocasión, ninguno de los tres detenidos regresó a la audiencia de vinculación a proceso, a la cual fueron citados tras declararse legal su detención.
Seis años después, la misma consideración que tuvo para aquellos delincuentes que cargaban restos humanos, la aplicó nuevamente para los dos detenidos que se disponían a arrojar a la calle un cadáver desmembrado.