Tijuana.- Sus hijos de cinco y 17 años, familiares, amigos y compañeros de trabajo despidieron a la enfermera Gabriela Janette Gutiérrez Aguilar, quien fue asesinada hace unos días al llegar a su casa.
La mañana de ayer miércoles 17 de julio, en una caravana que partió de la funeraria donde se le veló, enfermeras y enfermeros, médicos y personal del Hospital Materno Infantil, donde Gaby trabajaba, se reunieron para darle el último adiós en un altar que colocaron con fotografías de ella, flores y veladores.
Gabriela Jiménez, tía de Gaby, explicó que además de despedirla, la intención de la caravana fue un mensaje para las autoridades, “que se haga justicia, que investiguen, que no dejen el caso”.
Con una playera rosa que llevaba la fotografía de Gabriela en medio, la mujer recordó a su sobrina como una persona cariñosa, buena madre y buena hija, por lo que dijo “no sabemos por qué le pasó esto”.
Ahí inició el recorrido el féretro blanco con el cuerpo de Gabriela dentro, para luego continuar su último trayecto hacia la Parroquia Misionera San Pedro y San Pablo, en la colonia El Florido Primera Sección, donde se le ofreció una misa de cuerpo presente, para terminar con el entierro en el Panteón Municipal Número 10 en la colonia Villa Fontana.
El viernes 12 de julio, alrededor de las 8;30 horas, cuando Gabriela llegaba a su casa en la colonia Mariano Matamoros Sur, después de terminar su turno de trabajo en el Hospital Materno Infantil, un hombre le disparó mientras ella seguía en el asiento del conductor de su automóvil.
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Por doce horas, Gabriela, de 33 años, estuvo hospitalizada, pero ese mismo día, perdió la vida.
“Era una excelente enfermera, amaba su trabajo, vivía por sus hijos, que nada les faltara, no hay algo que me pueda decir que le hayan podido hacer eso, porque era de su casa al trabajo, de su trabajo a su otro trabajo” expresó Jessica Ramírez, prima de Gabriela Gutiérrez.
Jessica, quien también es enfermera, explicó que Gabriela seguía una tradición entre las mujeres de la familia, pues tanto su madre como sus tías son enfermeras. Hace cuatro meses, había obtenido su plaza en el Hospital Materno Infantil, pero lo combinaba con un segundo trabajo.
La iglesia donde un sacerdote ofició la misa de cuerpo presente es la misma donde Gabriela se casó hace 15 años con su esposo.
Tanto en la misa como en el entierro estuvieron presentes integrantes del Club de Renegados 4×4, del cual Gabriela y su familia formaba parte para realizar paseos en vehículos todo terreno.
“En el club, Gaby era una mujer muy alegre, era de las que llegaban y participábamos siempre, llena de vida, siempre cargaba con sus hijos y su esposo”, comentó María Elena Espinoza, miembro del club y amiga de Gabriela.
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Por su parte, Miguel, suegro de Gabriela, compartió que él no la consideraba sólo su nuera, sino como una hija más, pues su familia la conoce desde que ella era adolescente.
“Mis hijos la trataban como una de sus hermanas”, agregó Miguel, quien llevaba una de las camisetas que familiares, amigos y compañeros portaban, en rosa o verde, con la leyenda “El mundo ha perdido parte de su brillo. Gaby ahora brillarás en nuestros corazones”.
Al momento del entierro, las primas de Gabriela entonaron la canción “Parrandera, Rebelde y Atrevida”, de Jenni Rivera, mientras con cervezas y una botella de licor bebían para recordarla.
Mientras que su pequeña hija de cinco años y su hijo, de 17 años, besaron una rosa antes de dejarla caer sobre el féretro, antes de que fuera cubierto con cemento y tierra.