“Me vas a matar de seguro”, escribió Destiny a su ex novio: su propia amiga ayudó en el crimen

Reportaje Especial

Tijuana.- Destiny sospechaba que su ex novio iba a hacerle daño e intentaba evitar encontrarse con él por miedo. Lo había terminado días antes de que éste le arrebatara la vida. Pero el día de su muerte, el asesino esperó a que ella llegara a su casa de madrugada, luego de salir del trabajo en San Diego, California y a unos pasos de entrar a su hogar le disparó en la cabeza un tiro fulminante.

Actualmente, hay una mujer detenida por este crimen, se trata de Coral Esmeralda, supuesta amiga de Destiny y prima de su ex novio. La mujer no solo llevó en su carro al asesino a la casa de la víctima para que acabara con su vida, sino que le ayudó a escapar y a guardar silencio durante semanas, incluso, cuando la noticia despertó indignación y clamor de justicia.

PUNTO NORTE estuvo presente en la audiencia penal en la que a Coral Esmeralda se le presentaron cargos de feminicidio y aunque su abogado pretendió defender su inocencia, los investigadores presentaron datos que la señalan como una pieza clave en el asesinato.

Destiny Cervantes Guillén tenía apenas 18 años y una vida prometedora, acababa de graduarse de la preparatoria en Estados Unidos. También trabajaba en una bodega de Amazon en San Diego, para costear sus estudios y ayudar a sus abuelos que la habían criado desde pequeña.

Nacida en Los Ángeles, California, Destiny llevaba una vida compartida entre dos países, como miles de residentes de Tijuana. Cada día cruzaba la frontera para estudiar y trabajar de noche, regresaba a casa de madrugada.

Quienes la conocieron la describen como una joven querida y alegre. Su hermana, Melissa Olide, compartió a PUNTO NORTE entre lágrimas “era linda, amable, sonriente, feliz, ella me había mencionado que era feliz, ni siquiera se quería ir”.

 

El 9 de mayo, tras terminar su turno en Amazon, Destiny regresó a su hogar en la colonia Lomas Taurinas. Temerosa de su ex novio, quien la había acosado previamente, pidió a su hermano que la recogiera al cruzar la frontera. Al llegar a casa, mientras se acercaba a la puerta, su ex pareja se le acercó para consumar su plan. A pesar de los esfuerzos por salvarla, Destiny falleció mientras era trasladada al hospital.

Coral manejó, Daniel disparó

De acuerdo al informe de la Policía, a la 1:36 de la madrugada del 9 de mayo, mientras abría la puerta de su casa en la colonia Lomas Taurinas, la joven empleada de Amazon recibió un disparo en la cabeza. Quien la asesinó fue Daniel Alejandro, con quien tuvo una relación de noviazgo durante tres años, es decir, desde que ella tenía 15. Quien lo llevó hasta ahí, en su propio vehículo y sin alertar a nadie, fue su prima Coral Esmeralda, ahora acusada como coautora del feminicidio.

La secuencia del crimen quedó esclarecida por testimonios y con ayuda de videos de cámaras de seguridad: Destiny había pedido a su hermano que la recogiera al salir del trabajo en San Diego porque temía que Daniel la estuviera esperando. Y tenía razón. En la calle Benito Juárez, frente a su casa, al llegar, los hermanos notaron un vehículo manejado por una mujer. Daniel descendió del carro armado, la llamó por su nombre y le disparó en la cabeza. Coral lo esperó con el motor encendido para huir juntos.

Estos hechos, negados por la imputada, pero respaldados por videograbaciones, mensajes y una declaración firmada por el hermano detenida, fueron expuestos durante la audiencia judicial en la que se ordenó abrir un proceso penal en su contra. La Fiscalía sostiene que Coral sabía lo que su primo planeaba hacer, y que, lejos de impedirlo, lo ayudó.

Estos y otros datos se dieron a conocer durante la audiencia inicial celebrada contra Coral Esmeralda, la mujer que llevó hasta el lugar de los hechos en su vehículo al agresor Daniel Alejandro, cuando le quitó la vida a Destiny.

“Me vas a matar, de seguro”

Según la investigación presentada ante el juez y basada en entrevistas y mensajes de celular, Destiny y Daniel Alejandro mantuvieron una relación sentimental durante tres años, la cual terminó apenas una semana antes del feminicidio.

A lo largo de ese tiempo, Destiny fue víctima de violencia física y psicológica por parte de su entonces pareja, aunque nunca presentó denuncias. Frecuentemente tenía moretones visibles en el rostro y el cuello, producto de las agresiones de Daniel Alejandro.

Además, el acusado ejercía un patrón constante de control sobre la joven: le revisaba con violencia el celular para enterarse con quién hablaba y era violento hacia sus amistades. Incluso llegó a grabar sin su consentimiento un video íntimo de ambos.

La joven decidió terminar la relación. Durante los días posteriores a la ruptura, Destiny fue hostigada por Daniel Alejandro a través de mensajes en WhatsApp y en redes sociales. Desde una cuenta falsa de Facebook e Instagram, él le envió el video íntimo y la intimidó con hacerlo público. La ofendía, la amenazaba.

El temor fue en aumento. El día en que fue asesinada, pasadas las 6:00 de la tarde, Destiny recibió un mensaje más de Daniel Alejandro, quien le pidió verla al salir del trabajo.

Ella respondió varias horas después, pasadas las 10:00 de la noche: “No, porque me vas a matar de seguro”.

Minuto a minuto: el recorrido final

Alrededor de la 1:00 de la madrugada, Destiny terminó su jornada laboral y llamó a su hermano para que la recogiera, tras cruzar la frontera por la garita de Otay. Ambos vivían con sus abuelos en la colonia Lomas Taurinas, y desde ahí, su hermano salió a bordo de un Hyundai Elantra, poco después de la 1:25 horas.

Once minutos más tarde, el ex novio de Destiny, Daniel Alejandro, llegó a la casa de Destiny junto con su prima Coral Esmeralda.

Ambos viajaban en un Nissan Altima gris oscuro, modelo 2022, con vidrios polarizados, conducido por ella. Se estacionaron frente a la vivienda y esperaron dentro del auto.

A la 1:36 de la madrugada, el Hyundai Elantra regresó con Destiny y su hermano. Al notar la presencia del Altima, ambos hermanos se comunicaron de inmediato con su abuelo para pedirle que saliera por ellos. Sospechaban que Daniel quisiera agredirlos.

Una cámara de videovigilancia instalada en una casa vecina registró los minutos en que los hermanos permanecieron unos minutos dentro del vehículo, hasta que un hombre salió del domicilio y se acercó a ellos, era su abuelo. Entonces descendieron del auto y caminaron los tres rumbo a la entrada principal de la vivienda.

En ese momento, Daniel Alejandro descendió del Altima con un arma de fuego en la mano. Se acercó rápidamente, y cuando Destiny estaba por abrir la puerta, le habló por su nombre. Ella giró hacia él y, sin mediar palabra, le disparó en la cabeza, dejándola gravemente herida a un costado del acceso.

Luego del disparo, el agresor corrió calle abajo, mientras Coral Esmeralda lo alcanzó con el vehículo. Se detuvo unos metros adelante para que subiera y juntos huyeron del sitio.

Los familiares de Destiny llamaron de inmediato a los servicios de emergencia y lograron trasladarla al Hospital General, donde fue declarada sin vida.

Los videos recabados por la Fiscalía muestran que, tras el ataque, el Nissan Altima se dirigió a una sucursal de Farmacias Roma en el fraccionamiento California, que colinda con la colonia Libertad.

Ahí, videos logran captar que solo descendió Coral Esmeralda, mientras Daniel Alejandro permanecía en el asiento del copiloto.

Ella compra algunos alimentos y bebidas, para luego continuar su trayecto hasta llegar a una vivienda del mismo fraccionamiento, en donde vivía la mujer.

Declaró no haber visto nada

Coral Esmeralda fue detenida por agentes de investigación de homicidios de la Fiscalía General del Estado (FGE), el 29 de mayo, y presentada ante un juez al viernes siguiente, en donde la imputaron por el delito de feminicidio agravado, en calidad de coautora y de manera dolosa.

Como su defensa pidió la ampliación del plazo constitucional para que el juez resolviera la solicitud de vinculación a proceso, esto se llevó a cabo el martes 3 de junio.

En esa audiencia, el juez de Control, Joel Chávez Castro, determinó que hay indicios suficientes para presumir que Coral Esmeralda participó en la muerte de Destiny, y ordenó que se le abriera un proceso penal por el delito de feminicidio, que de resultar culpable podría alcanzar una pena de hasta 60 años de prisión y 20 años más por las agravantes.

En la audiencia del pasado viernes 30 de mayo, Coral Esmeralda, hizo uso de su derecho a declarar.

Durante su declaración, la joven de 19 años se declaró inocente de los cargos que se le señalaban, y aseguró que cuando acompañó “de buena fe” a Daniel Alejandro a ver a Destiny, ella desconocía las intenciones violentas e incluso no estaba al tanto de que la pareja había terminado la relación, ni de violencia ni discusiones previas.

Aunque en redes sociales se difundió la versión de que Coral Esmeralda era amiga de Destiny, su vínculo real era con Daniel Alejandro, por ser primos, y, al igual que él, nació en Estados Unidos.

Durante la audiencia celebrada de forma virtual el martes 3 de junio, Coral Esmeralda rindió su declaración desde el Centro Penitenciario de La Mesa, donde permanece recluida. Vestía el uniforme anaranjado del penal y llevaba el cabello negro, largo, partido por la mitad y trenzado.

Conectada desde una computadora, su rostro redondo, de facciones jóvenes y ojos grandes, lucía tenso e inseguro. A lo largo de las dos horas que duró la audiencia, se mantuvo inquieta, moviendo constantemente la cabeza. Asentía durante la exposición de argumentos, pero cuando el juez mencionaba su participación en el feminicidio, negaba con energía.

La joven imputada aseguró que, debido a la escasa visibilidad de la madrugada, las luces encendidas del vehículo y la distancia con su primo cuando éste descendió armado, no alcanzó a ver el momento en que le disparó a Destiny.

Según su versión, solo escuchó una detonación y, al verlo correr de regreso, lo alcanzó con el auto. Daniel Alejandro le dijo que estaban “tirando balazos” y ella arrancó el vehículo.

La defensa presentó esta versión como parte de su argumento. Sin embargo, el Ministerio Público expuso varios datos de prueba que contradicen su dicho. Entre ellos, una entrevista con el hermano de Destiny, quien presenció los hechos y un video de una cámara de seguridad vecina que muestra claramente la secuencia del ataque y la presencia de Coral Esmeralda observando la agresión desde el vehículo.

“Simón, yo la maté”

Uno de los datos más relevadores para implicar a Coral Esmeralda al homicidio fue una declaración firmada por su propio hermano, en la que aseguró que ella sabía que Daniel Alejandro planeaba matar a Destiny.

Según ese testimonio, el hermano de Coral habló con Daniel al día siguiente del crimen, pues fue a visitarlo ya que la noticia fue presentada en los medios de comunicación y en las redes sociales. Fue un caso sumamente conocido.

El hermano de Coral narró que cuando llegó con Daniel, lo vio portar un arma fajada en la cintura. Durante esa conversación, Daniel le dijo que, antes de cometer el feminicidio, le había confesado a Coral sus intenciones y que ella accedió a ayudarlo, diciéndole que lo llevaría en su carro. Al cuestionarlo sobre la muerte de Destiny, su primo respondió “Simón, yo la maté”.

Con esa declaración, la Fiscalía sostuvo que Coral Esmeralda no sólo acompañó a su primo, sino que sabía que él planeaba asesinar a Destiny y aún así participó. Para reforzar esa acusación, también se presentó un oficio de la Unidad de Enlace Internacional de la Policía de San Diego, en el que se confirmó que el Nissan Altima utilizado durante el crimen está registrado a nombre de Coral Esmeralda.

Lo esposaron y lo amenazaron para que firmara: abogado desacredita testimonio.

La defensa de Coral descalificó el testimonio firmado por el hermano de la imputada, argumentando que fue obtenido mediante coacción, pues el joven fue detenido y esposado por agentes de investigación, trasladado a las instalaciones de la Fiscalía en Zona Río y presionado para firmar un documento que, según él, no declaró ni leyó. Dijo frente al juez que el joven fue amenazado con ser acusado también como cómplice si se negaba a firmar.

Para sustentar esta versión, la defensa presentó dos dictámenes —uno psicológico y otro neuropsicológico— en los que se concluye que el testigo no es apto para rendir declaraciones legales sin la presencia de un tutor. También ofrecieron una entrevista en video donde él mismo niega haber dicho lo que se consigna en el documento firmado.

La defensa también sostuvo que no existe ningún mensaje ni evidencia que demuestre una coordinación entre Coral y Daniel para cometer el crimen, ni que ella tuviera conocimiento previo del asesinato.

Coral rompe en llanto: “No, estoy bien”

Al resolver la solicitud de vinculación a proceso, el juez se dirigió a Coral Esmeralda. Le explicó que la consideraba competente para seguir la audiencia y que emplearía un lenguaje accesible para que entendiera el alcance de lo que se discutía. Al escucharlo, Coral adoptó una actitud más rígida. Frunció el ceño y mantuvo la mirada fija en la pantalla.

El juez le informó que se le imputaba el delito de feminicidio al considerar que el crimen fue cometido por su primo, con quien la víctima tenía una relación de pareja caracterizada por la violencia, el hostigamiento y el control.

Le explicó también que la pena para ese delito va de 40 a 60 años de prisión y que puede agravarse en una tercera parte si el feminicidio se comete con la participación de más de una persona o en presencia de familiares de la víctima.

El juez Joel Chávez hizo énfasis en que estaba obligado a juzgar con perspectiva de género, considerando la condición de mujer de la víctima, su edad, el contexto de violencia previo y el desequilibrio de poder en la relación con su agresor.

Sin embargo, aclaró que no aplicaría ese mismo enfoque hacia Coral Esmeralda, ya que —según su análisis— no existía un desequilibrio de poder entre ella y Daniel Alejandro. Ni la Fiscalía ni la defensa solicitaron que se le juzgara bajo esa perspectiva.

Finalmente, el juez concluyó que existían indicios suficientes para considerar que Coral Esmeralda participó de forma dolosa y como coautora en el feminicidio. Al escuchar esa determinación, la joven cerró los ojos, negó varias veces con la cabeza y terminó por romper en llanto.

El juez añadió que no hay duda de que el vehículo es propiedad de ella, que estuvo presente durante el crimen, y que su versión de que no vio nada queda desacreditada por el video que documenta toda la secuencia.

Concedió la medida cautelar de prisión preventiva oficiosa por tratarse de un delito grave y autorizó un plazo de tres meses para la investigación complementaria. En ese tiempo, la Fiscalía podrá realizar más dictámenes, entrevistas y evaluar el impacto psicológico en el hermano de Destiny.

Cuando el juez la llamó por su nombre para preguntarle si tenía algo que agregar o si tenía alguna duda, Coral se secó las lágrimas con ambas manos y sólo alcanzó a responder “No, estoy bien”.

Daniel Alejandro sigue libre.

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