Tijuana.- Migrantes de origen venezolano, quienes han sido entregados por Estados Unidos al gobierno de México en Tijuana, son retenidos en condiciones de hacinamiento en celdas con candados, en donde se les niega atención médica, la comunicación con sus familias por teléfono y sufren maltratos por parte el personal del Instituto Nacional de Migración (INM) y por los guardias de seguridad privada contratados la misma dependencia.
El martes 18 de octubre, cerca de las 7:30 de la noche, autoridades de Tijuana pidieron ayuda al número de emergencias para que los cuerpos de seguridad acudieran a las instalaciones del Instituto Nacional de Migración.
El reporte se generó debido a que en las oficinas del INM, ubicadas en la calle Cuarzo de la Colonia Residencial La Esmeralda, unos 200 migrantes venezolanos se habían aglutinado en las celdas en donde se los mantienen privados de la libertad, evitando que el personal entrara o saliera del lugar.
A los policías de diferentes corporaciones se les dijo que los inconformes se encontraban “rijosos”, por lo que acudieron la Guardia Nacional, la Policía Municipal, la Fuerza Estatal, el Ejército Mexicano, la Marina y el cuerpo de bomberos.
Según los reportes de la Policía, los migrantes se rehusaban al diálogo. La subdirectora de control y verificación de las instalaciones de INAMI, Viridiana Cambero, confirmó a los policías que había dos agentes de migración retenidos por los migrantes, quienes no fueron agredidos y salieron momentos después.
Al lugar acudió el delegado de migración en Baja California, Manuel Marín Salazar, así como la subsecretaria para asuntos de migración del gobierno del Estado, Minerva Espinoza, así como personal de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, mismos que se rehusaron a atender a varios reporteros quienes duraron horas a las afueras de las oficinas, incluso, la funcionaria estatal ignoró las peticiones de la prensa.
Ante la presencia de las fuerzas armadas y demás autoridades -y ante la ausencia del delegado del gobierno federal Jesús Ruiz Uribe-, los migrantes tras las rejas explicaron que tenían días solicitando atención médica para varios de ellos, incluyendo a una mujer embarazada, hombres y mujeres enfermos, algunos de ellos ya desvanecidos en el suelo.
Otras de las inconformidades de los migrantes es que estaban violando sus derechos humanos al mantenerlos hacinados en celdas sobresaturadas las cuales eran mantenidas con candados, además de estar incomunicados y recibir malos tratos de parte del personal de migración y de los guardias privados.
Agentes de diversas corporaciones explicaron a PUNTO NORTE, que ellos mismos han sido testigos de tratos humillantes hacia los migrantes por parte del personal del INAMI y de los guardias, al momento de ellos acercarse a centro de detención a trasladar a personas o bien, cuando son llamados revisar las instalaciones.
Los migrantes además denunciaron la falta de alimentación suficiente, así como la falta de agua y de hidratación ante las fuertes temperaturas.
Tras horas de diálogo, el INM permitió que paramédicos de Cruz Roja entraran a revisar a los enfermos, y efectivamente encontraron a varias personas enfermas, una de ellas, fue trasladada a un hospital de emergencia por presentar un cuadro de deshidratación.
De acuerdo al reporte de la Cruz Roja, solo un paciente requirió atención hospitalaria por los signos de deshidratación, era un joven de 20 años. Asimismo, siete personas más fueron atendidas por paramédicos, entre ellos una mujer venezolana de 29 años, con una enfermedad y embarazada.
El resto de los atendidos por Cruz Roja, fueron hombres de 35 a 55 años, todos de origen venezolano y 1 hondureño con enfermedades crónico degenerativas, quienes no habían recibido medicamentos ni revisión médica.
Los migrantes también explicaron que había personas con más de 20 días “presos” sin que se les resolviera su situación migratoria.
El plan para varios venezolanos por parte de las autoridades de migración, según explicaron en el motín, es que serán deportados hacia Centroamérica.
