Tijuana.- Una vez más, las medidas tomadas por autoridades estatales, en el manejo de la pandemia de COVID-19 y el repunte de casos por la variante Ómicron es cuestionada, ahora por los trabajadores afiliados a la Sección 37 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Y es que, pese a este repunte histórico, de más de 5 mil contagios en un lapso de menos de una semana, la instrucción dada ayer miércoles, es que ellos sí volverán a los planteles.
En respuesta, los maestros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en Baja California manifestaron que, contrario a la disposición oficial, trabajarán desde casa hasta que existan las condiciones que garanticen un regreso seguro a las escuelas.
Así lo anunció el secretario general de la Sección 37 del SNTE, Ampelio Íñiguez Arellano, después de que el Gobierno del Estado diera marcha atrás al retorno presencial a las escuelas programado para el próximo 17 de enero.
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Aunque el titular de la Secretaría de Educación, Gerardo Solís Benavides, detalló que las clases serían virtuales, el personal académico y administrativo sí estaría yendo a los planteles.
Esto, pese a que autoridades sanitarias reconocieron que hoy Baja California experimenta una cuarta ola y la variante Ómicron es diez veces más contagiosa.
El líder sindical refirió, a través de un oficio publicado en sus redes sociales, que “las condiciones de seguridad para nuestras compañeras y compañeros NO son las que brindan las garantías necesarias para evitar contagios, en virtud de la gran cantidad de casos que se están reportando en nuestro gremio magisterial”.
Además, subrayó que los planteles no cuentan con la infraestructura ni tecnología necesaria para que los maestros den clases virtuales desde ahí.
“Citar a los compañeras y compañeros en los centros escolares para que desde ahí trabajen de forma virtual es técnicamente imposible, ya que ninguna escuela cuenta con la conectividad de internet suficiente”, denunció Íñiguez Arellano.
Considerando que serían miles de docentes, directivos y administrativos movilizándose hacia las escuelas, el líder sindical consideró que la medida dictada por el Gobierno Estatal “solo genera una interacción entre el personal y en consecuencia mayor riesgo de contagio”.
El líder de la Sección 37 del SNTE reiteró que desde que inició la contingencia sanitaria, han colaborado con las autoridades educativas y de salud, adaptándose para un modelo híbrido y virtual, para el que no estaban preparados de inicio.
Sin embargo, volver presencialmente a los lugares de trabajo, en medio de la cuarta ola de contagios y el caos provocado en los sistemas de salud por las pruebas de detección e incapacidades, no fue compartida por los docentes.
“Los trabajadores de la educación pertenecientes a la Sección 37 permaneceremos realizando los esfuerzos necesarios, trabajando a distancia desde casa a través de las herramientas digitales con el mayor esfuerzo y compromiso de calidad”, finalizó Íñiguez Arellano.
Las políticas del gobierno de Baja California, a raíz del alza de contagios de COVID-19 en la región han sufrido reveses en un corto lapso de tiempo.
Después de anunciar, durante semanas, el regreso presencial a las aulas a partir del 17 de enero, primero defendieron que continuarían con el plan, instruido por el Gobierno Federal, pese a que el repunte de casos ya era latente.
La marcha atrás responde también al cambio de coloración del semáforo epidemiológico a naranja, pero aplicando la regla nada más para estudiantes de educación básica.
También los lineamientos para espacios recreativos tuvieron sus contradicciones. La semana pasada, la Comisión Estatal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Coepris) anunció que a partir del día siguiente, todos los negocios deberían pedir certificado de vacunación o prueba PCR negativa a Covid a sus clientes, trabajadores o proveedores.
Dos días después, la Secretaría de Salud del Estado dio marcha atrás a la medida, limitándose a una mera recomendación, a criterio de los propietarios de establecimientos.
