Nadia Murad, mujer secuestrada y vendida por terroristas y Premio Nobel de la Paz, habla de migración y trata desde Tijuana

Obtuvo el Premio Nobel de la Paz 2018. Foto: Enrique Cortez

Tijuana.- La activista Nadia Murad, Premio Nobel de La Paz en 2018, es una sobreviviente de tortura sexual, psicológica y física que sufrió cuando fue vendida por el Estado Islámico, al cual se refiere como “la burocracia de la maldad”.

Hoy 19 de marzo, impartió la conferencia “Libertad, dignidad, resiliencia: La trata de personas ante la indiferencia de la sociedad” en Cetys Universidad Campus Tijuana, siendo la primera vez que visita México.

En conferencia de prensa, acompañada del rector de CETYS Universidad, Fernando León García y de la directora de CETYS Universidad Campus Tijuana, Yanina Rubio Bojórquez, Nadia Murad explicó que lleva diez años compartiendo su historia en países de Europa, Estados Unidos e incluso en Irak, pero también es importante llegar a otros lugares como este país

Nadia Murad impartió hoy una conferencia en Cetys Universidad. Foto: Enrique Cortez

Al ser abordada por PUNTO NORTE sobre su opinión de la política del gobierno de México de blindar la frontera con Estados Unidos mediante el despliegue de elementos de la Guardia Nacional y del Instituto Nacional de Migración (INM), quienes han sido denunciados reiteradamente por cometer abusos que van desde las detenciones arbitrarias hasta los homicidios, la activista respondió que si bien, cada país en el mundo tiene el derecho de proteger su frontera, las políticas públicas que exponen a las personas en contexto de movilidad a ser víctimas de delito como trata, abuso sexual y hasta homicidio no previenen la migración irregular.

“Es muy importante que las Naciones Unidas, Estados Unidos y otros gobiernos, así como los gobiernos de los países de donde vienen las personas, trabajemos juntos para asegurarnos que las personas vulnerables no paguen el precio por lo que está pasando en sus países”, planteó.

Murad también consideró que incluso aquellos países que se convierten en destino de solicitantes de refugio deben trabajar en desarrollar formas de comunicación claras para que los migrantes conozcan bajo qué condiciones se puede recibir refugio, los tiempos de espera y los procesos.

Estudiantes escucharon su historia. Foto: Enrique Cortez

De esta manera, pueden tomar decisiones informadas y no caer en la desinformación que los traficantes de personas se encargan de divulgar entre las comunidades migrantes alrededor del mundo para lucrar con ello.

“Los migrantes deben enterarse a través de los medios de comunicación, de los políticos y no por medio de los traficantes de personas a qué lugares ir y dónde es seguro y donde no. Desafortunadamente, en estos momentos, la única fuente de información que tienen es la comunicación que tienen con los traficantes”, puntualizó la activista.

De igual manera, Nadia Murad recordó que “ya sea aquí en México, en Grecia, en Lituania o dónde sea, necesitamos trabajar para asegurarnos que los migrantes tengan otra fuente de información”.

Murad, hoy de 31 años, ha trabajado en combatir la violencia que sufren las mujeres víctimas de trata, al igual que los abusos que padecen las mujeres migrantes y refugiadas en diversas partes del mundo.

Una alumna se acercó a tomarse una ‘selfie’ con la activista. Foto: Enrique Cortez

En 2014, cuando Nadia era una joven de escasos 20 años, perteneciente a la religión yazidí, el Estado Islámico, que se extiende a Irak y Siria (ISIS por sus siglas en inglés), nombró a Abu Bakr al Baghdadi como su líder, quien ordenó desaparecer a las etnias minoritarias de la región, incluidos los yazidíes, por tener una ideología religiosa diferente.

Fue entonces que Nadia vivió los genocidios realizados por ISIS y presenció, en cuestión de horas, el asesinato de su madre y de sus hermanos. Ella fue tomada como rehén.

“Creo que es tan importante para mí estar aquí hoy, porque sé que hay tantas personas que no están acostumbradas a lo que está sucediendo, por ejemplo, a miles de mujeres indígenas en la comunidad yazidí que todavía están desaparecidas”, manifestó.

Fernando León y Yanina Rubio, rector del Sistema Cetys Universidad y directora del Campus Tijuana. Foto: Enrique Cortez

Murad recordó también que es importante hablar de cómo la violencia sexual ocurre en diversas partes del mundo, pues escuchar las historias de las víctimas permite que la sociedad trabaje en conjunto para ayudarlas a salir de esas situaciones.

“La violencia sexual, las guerras, son muy comunes. Y, por supuesto, no todos en el mundo tienen el privilegio de ir a la escuela. Ahora mismo, estamos aquí y estamos viendo que el Talibán, en un año, ha prohibido ir a la escuela a millones de mujeres en Afganistán”, recordó la activista.

En su conferencia ante más de 500 estudiantes y personal educativo de Cetys Universidad, Nadia narró que ella y su familia solían vivir pacíficamente en una de las regiones donde se refugiaban los descendientes de los Kurdos, en el norte de Irak, entre las montañas de Sinyar, en frontera con Siria y Turquía, antes del Estado Islámico, del cual pudo huir.

Los estudiantes pudieron participar con preguntas. Foto: Enrique Cortez

Actualmente, Murad es activista en defensa de los derechos humanos, principalmente en protección de las mujeres y niñas refugiadas, pero sobre todo de su comunidad Yazidí, la cual ha sido hostigada y asesinada durante diez años.

También, dio a conocer que dos de cada siete mujeres que son explotadas sexualmente son niñas, motivo por el que creó la organización civil ‘Iniciativa Nadia’, para trabajar de la mano con los gobiernos y organizaciones internacionales e impulsar el bienestar y la integridad de la comunidad Yazidí.

Su fundación se enfoca en implementar proyectos que promuevan la restauración de la educación, la atención médica, los servicios básicos como agua, saneamiento e higiene en estas comunidades, así como la cultura y el empoderamiento de las mujeres para prevenir la violencia en contra de ellas.

A pesar de presenciar la muerte de sus familiares, Nadia nunca perdió la esperanza de recuperar su libertad en el tiempo que estuvo en cautiverio.

Debido a que Nadia fue de las pocas mujeres con la oportunidad de ir a la escuela en su comunidad, pudo leer los señalamientos de las calles para ubicar los lugares dónde estaba secuestrada.

Habló sobre la importancia de acabar con la esclavitud sexual. Foto: Enrique Cortez

De esta manera, le fue más fácil escapar, para eventualmente solicitar asilo en Alemania, país donde recibió apoyo económico y terapéutico.

En 2017, Nadia Murad publicó su primer libro “Yo seré la última: Historia de mi cautiverio y mi lucha contra el Estado Islámico”, mientras que en 2016 fue la primera Embajadora de Buena Voluntad de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) para la Dignidad de los Sobrevivientes de la Trata de Personas.

La activista compartió que su labor por regresarles sus tierras a los Yazidíes también buscan justicia jurídica, por lo que se ha logrado llevar a audiencia tres miembros de ISIS, siendo un logro en la historia.

Si bien, Murad recordó que “mientras existan conflictos, habrá migración”, confió en que la labor conjunta entre gobierno y sociedad civil pueda reducir los riesgos a los que los migrantes se enfrentan.

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