“Ya estoy hasta el gorro de andar en la calle”; ofrece gobierno de Tijuana ayuda a personas con adicciones

Foto: Alejandro Gutiérrez

Tijuana.- Originario de Aguascalientes y deportado en múltiples ocasiones de Estados Unidos, a lo largo de 15 años, Gabino terminó viviendo en las calles de Tijuana casi sin darse cuenta.

Luego de caer en depresión, buscó alivio en el consumo del alcohol y luego del cristal, y a pesar de que por un tiempo tuvo un empleo que le dio sustento, poco a poco lo fue descuidando hasta acabar por abandonarlo completamente y terminar sin hogar. 

“El hecho de no tener una familia, ésa es la causa. Se siente uno solo, y lo primero que piensa uno es irse a la cantina a distraerse, y ahí es cuando empieza uno entrar de lleno en el alcoholismo sin darse cuenta. Después empieza a tomar diario, y hasta en el trabajo, luego ya se empieza a meterse drogas, y cuando se da cuenta uno ya está uno de plano en la calle”, rememora el hombre que trabajó como jardinero, en restaurantes y en la construcción.

La de Gabino es una de las cientos de historias que resultaron de los recientes censos realizados por el gobierno municipal sobre personas en situación de calle, quienes viven a lo largo de la canalización del Río Tijuana, o bajo los puentes de la ciudad.

El programa ofrece servicios como cortes de cabello. Foto: Alejandro Gutiérrez

También fue uno de las decenas de asistentes a la jornada de servicios que ofreció el Ayuntamiento de Tijuana, el martes 16 de mayo, en la Central Camionera, en su programa Integrando Vidas, con el que la alcaldesa Montserrat Caballero Ramírez pretende ofrecer una salida de la calle, a través de la desintoxicación de adicciones.

Y es que la mayoría de las personas que viven en la zona y se reúnen frente a la Casa Hogar Misioneras de la Caridad “San Juan Diego”, en donde iglesias y asociaciones civiles acuden a llevar ayuda a esta población, huyeron del área al observar la llegada de los vehículos oficiales para el evento que encabezó el secretario de Bienestar, Gerardo López Montes.

El secretario de Bienestar encabeza el programa. Foto: Alejandro Gutiérrez

Gabino, en lugar de correr, esperó el inicio de la jornada, pasó con el personal médico, tomó un par de camisas de la mesa de ropa, un sándwich y fruta. También se dio un baño en las regaderas móviles, para luego pasar a hacerse un corte de cabello.

Dijo que el resto de las personas se fue porque le tienen miedo a la policía, quienes los levantan cuando incluso no hay motivo, pero consideró que este tipo de actividades que ofrece el municipio son útiles.

También se les ofrece ingresar a un centro de rehabilitación. Foto: Alejandro Gutiérrez

“Por ejemplo, yo necesito una buena rasurada y si me presento mañana así, lo miran a uno con más respeto, porque si anda uno cochambroso obviamente no le dan trabajo”, reconoció.

Contrario a muchos, Gabino trata de mantener contacto con el resto de la sociedad,  todavía se encuentra consciente de la realidad en la que vive y, sobre todo, mantiene un deseo vibrante de salir de esta, a pesar de que sabe sabe que no será una situación sencilla.

La sede fue frente a la Casa Hogar Misioneras de la Caridad “San Juan Diego”. Foto: Alejandro Gutiérrrez

Sin embargo, sabe que es más problemático y doloroso continuar en la calle, recibir el rechazo de la gente, los malos tratos de los policías y por supuesto la necesidad de alcoholizarse y drogarse, con los riesgos que eso implica.

El originario del estado de Aguascalientes dice que “lo más duro de estar en la calle es estar solo”, y eso les orilla a buscar refugio en el alcoholismo y en las drogas y “las malas compañías…”, aseguró.

Algunos asistentes expresaron su intención de desintoxicarse. Foto: Alejandro Gutiérrez

Por ello, vio en la jornada de servicios que les llevaron a la Central Camionera una oportunidad para tomar impulso que necesita para reiniciar su vida laboral y buscarle un sentido a la vida.

“Lo que voy a hacer es refugiarme en el trabajo y tratar de echarme una responsabilidad para darle un sentido a la vida, ¿verdad? Tener un por qué, no nada más trabajar para tener dinero y despilfarrarlo a lo tonto”, expuso.

“Me pongo a pensar de que si yo tengo una responsabilidad -no digamos casarme con una mujer, o si se puede sí-, pero por ejemplo, adquirir una propiedad para estarla pagando, entonces ya me veo forzado a trabajar duro y ya no andarme alcoholizado ni metiendo drogas”, reflexionó Gabino, para luego expresar el hastío de su situación.

Decenas de personas participaron en la jornada. Foto: Alejandro Gutiérrez

“Ya estoy hasta el gorro de andar de baquetón, y ya me quiero reintegrar al mundo laboral para llevar una vida más o menos mejor. Yo sé que puedo, todos podemos, aprendiendo un buen oficio, agarrando buen dinero, solo es cuestión de voluntad”, confió.

Durante la jornada de servicios, el secretario de Bienestar, Gerardo López Montes, refirió que el programa ha logrado convencer a 80 personas de ingresar a los centros de rehabilitación municipales Cotrrsa, de los que 30 han logrado rehabilitarse.  

El funcionario explicó que para ofrecer este tipo de actividades tienen como base el trabajo de identificación de las zonas donde se reúnen personas desamparadas, en el Desayunador del Padre Chava, en el parque del mapa en la Zona Norte, y en el bordo de la canalización del Río Tijuana.

Compartieron lo difícil que es la vida en la calle. Foto: Alejandro Gutiérrez

Al menos en esa zona, calcularon 700 personas en situación de calle, pero otro censo arrojó que mil 500. Ante ello, quedó pendiente un trabajo en colaboración con el Colegio de la Frontera Norte (Colef) para llevar a cabo un diagnóstico general en un solo día.

“Es un número cambiante, las personas en situación de calle están una semana en un lugar en y otra en otro lugar, e incluso muchos se cambian el nombre, entonces no podemos tener una base de datos exacta”, detalló.

López Montes recordó que muchos de ellos son deportados, vinieron de otro estado y no pudieron cruzar hacia Estados Unidos, o las mismas adicciones los sacaron a la calle, y que a todos ellos se les ofrecen servicios como documentos de identidad e ingreso a centros de desintoxicación.

La Secretaría de Bienestar instaló varias carpas para ofrecer servicios. Foto: Alejandro Gutiérrez

“La intención es no violentar sus derechos humanos, decirles que hay una mano amiga por parte de nuestra presidenta municipal y que pueden reintegrarse a la sociedad”, aseguró el funcionario.

Otro de los asistentes a la jornada, Antonio Rocha, originario de Durango, al igual que Gabino, vive en las inmediaciones de la Central Camionera de Tijuana, pero en una invasión en donde tiene su casa de campaña, donde quiere iniciar una construcción formal.

Aunque él no fue deportado, asegura que se metió en problemas en su estado natal, perdió su casa y tuvo que huir a esta ciudad.

“La mafia me orilló a esto, me quitó familia y me quitó casa. Era yo muy bravo, muy peleonero, me tocó con alguno de ellos y a raíz de eso me lo gané lo que me pasó”, dice. 

Muchos presentan enfermedades o alguna discapacidad. Foto: Alejandro Gutiérrez

En el tiempo que lleva en la calle, ha visto que a pesar del rechazo social todavía hay gente que se preocupa por ellos, pero reconoció que la mayoría de quienes viven en la calle por adicciones no recibe la oferta de ayuda para salir de las adicciones.

Al mismo tiempo que señala que no toda la ayuda que les ofrece les llega, Antonio admitió que a veces, el apoyo que reciben no es el adecuado. Recibir ropa y alimento todos los días, no los incentiva a moverse y buscar un empleo para sostenerse.

“Preferimos sentarnos ahí a esperar a que llegue. Va a llegar. Diario llegan tres comidas y hasta más. A veces tampoco es bueno que nos den todo. Por querer quedar bien con Dios, nos dan lo que pueden dar, pero nos hacen daño”, señaló.

A lo largo de la canalización, hay varios asentamientos de personas sin hogar. Foto: Alejandro Gutiérrez

Por eso considera que la ayuda sin compromiso no es efectiva para lograr salir de la calle, y propone que lo requieren es ayuda psicológica constante para encaminarse mentalmente hacia una nueva forma de vida.

“Una ayuda psicológica no llega todos los días. Lo que ocupamos es eso. Lo de nosotros es mal psicológico. Necesitamos un trabajo para sentir que somos útiles, que valemos, que luchamos por algo. Casi a todos nos invade una tristeza. La emoción la buscamos entre nosotros. Venimos de diferentes problemas. Entre nosotros nos peleamos por un foco, nos matamos por un gallo”, lamentó.

Antonio considera que ya inició su camino lejos de la calle al vivir en un espacio fijo, pero dice que eso no le es suficiente. 

“Yo ya me fui, ya no estoy aquí, pero no he logrado lo que quiero, no me he conformado con vivir en la calle”, concluyó.

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